En los últimos años hemos vivido una serie de eventos sanitarios, políticos y económicos que han causado una elevada incertidumbre y volatilidad en los mercados financieros. La llegada del COVID-19 causó una aguda caída de la renta variable en el mes de marzo de 2020. No obstante, a finales de ese mismo año, los mercados se recuperaron manteniendo una tendencia alcista durante todo el 2021. La explicación de este buen comportamiento reside principalmente en las políticas fiscales y monetarias expansivas por parte de gobiernos y bancos centrales, la reactivación de la economía tras el parón sufrido y el éxito de China en su lucha frente al virus. Familias y empresas, provistas de ahorros, recuperaron su confianza e incrementaron su consumo en productos y servicios dando lugar a un desajuste entre el incremento de la demanda y una escasez de oferta. Adicionalmente, se produjeron importantes cuellos de botella por el colapso de puertos y falta de contenedores que dieron lugar a problemas en las cadenas de suministro. Todo ello, provocó fuertes subidas generalizadas de los precios, alcanzado subidas interanuales del IPC de doble dígito, los más altos desde hace 38 años.
En febrero de 2022 estalló la guerra en Ucrania, ocasionando escasez en los suministros de gas y petróleo por parte de Rusia y un fuerte incremento en los precios de productos básicos, especialmente en la energía. Los bancos centrales mundiales se vieron obligados a actuar con contundencia para frenar la alta inflación, aplicando subidas de tipos de interés con una rapidez no vista hasta la fecha.
Bajo este contexto, el 2022 será recordado como uno de los años más duros para los mercados financieros, marcado por el endurecimiento de las políticas monetarias, la alta inflación, una elevada incertidumbre geopolítica y las pérdidas en precio de prácticamente todos los activos de inversión. Las subidas de tipos por parte de los bancos centrales han provocado fuertes correcciones en la renta variable, ante el temor de una ralentización de la economía. Asimismo, estas subidas de tipos han causado que los activos de renta fija hayan sufrido caídas significativas, por lo que todos los activos tradicionales cayeron en valor en 2022, habiendo pocas alternativas donde refugiarse de rentabilidades negativas de doble dígito.
En este sentido, el Fondo Pensions Caixa 2, también se ha visto afectado por las caídas generalizadas del mercado, con una rentabilidad del año de un -11,0%. No obstante, el Fondo logra batir tanto a su objetivo de inversión (Euribor 3 meses + 3,5% anualizado en período a 5 años) como al IPC, con una rentabilidad anualizada a 5 años del 3,3%, frente a un 3,2% y 2,6%, del objetivo de inversión e IPC, respectivamente.
Al fijarnos en los diferentes activos que forman parte de la cartera del Pensions Caixa 2, F.P., cabe destacar la atribución de rentabilidad por clase de activo, donde la mayoría de ellos obtuvieron rentabilidades negativas en 2022, siendo especialmente acusadas las caídas en Renta Fija y Renta Variable. Los únicos activos que aportaron rentabilidades positivas el pasado año son principalmente activos ilíquidos (mercados privados) y diversificadores (préstamos y reaseguros). Todo ello pone de manifiesto que la diversificación implementada en la estrategia ha ayudado a mitigar las caídas sufridas en 2022 y obtener mejores resultados de los que se tendrían con una cartera simple de Renta Fija y Renta Variable Por último, en comparación con el mercado de Fondos de Pensiones de Empleo y el Fondo se sitúa entre el 5% de los mejores fondos en España en los últimos 3, 5 y 10 años. Por lo tanto, el Pensions Caixa 2, F.P. se considera un vehículo de ahorro atractivo para sus partícipes.